Hablar de valor en una empresa va mucho más allá de las utilidades. Crear valor es importante, pero preservarlo lo es aún más. Si el esfuerzo de años puede perderse en un instante por una mala decisión o un riesgo no atendido, ¿cómo evitarlo? En este blog te explicamos qué significa crear, realizar y preservar valor… y por qué estos tres conceptos deberían estar siempre en la mente de los líderes de negocio.
¿Qué es el valor en una empresa (y cómo se mide)?
Cuando hablamos de valor empresarial, nos referimos a la capacidad de una empresa de generar beneficios que superen sus costos. Eso incluye ganancias, pero también activos, reputación, patentes, conocimiento interno y más.
Desde lo financiero, el valor se mide con indicadores como:
- Capital contable: activos menos pasivos.
- Valor contable por acción: cuánto vale cada acción en función del capital total.
- Flujo de efectivo libre (FCF): cuánto dinero realmente queda disponible después de cubrir gastos, impuestos e inversiones.
¿La clave? Tener claro que utilidad no es igual a efectivo. Una empresa puede mostrar ganancias sin tener liquidez, y eso puede volverse un problema serio.
Creación, realización y preservación del valor
- Crear valor: es todo lo que hace crecer a la empresa: desde aumentar utilidades hasta mejorar la reputación, expandirse a nuevos mercados o desarrollar formas más eficientes de operar.
- Realizar valor: es cuando ese valor creado se convierte en dinero real para los inversionistas, por ejemplo al pagar dividendos o al vender acciones a un precio mayor.
- Preservar valor: es evitar que ese valor se pierda. ¿Cómo? Previniendo fraudes, errores, decisiones inadecuadas o pérdidas por riesgos no gestionados. Aquí entran herramientas como el control interno y la gestión de riesgos.
Estas tres etapas están conectadas. Si solo te enfocas en crear valor sin protegerlo, corres el riesgo de que se esfume. Preservar es asegurar lo que ya lograste.
¿Por qué es tan importante preservar el valor?
Imagina esto: después de años de esfuerzo, tu empresa logra una posición sólida, clientes fieles y finanzas sanas. Pero un mal producto, una crisis reputacional o un fraude interno puede hacer que todo se desmorone. Y no es una exageración: muchas empresas han perdido millones por no anticipar riesgos.
Preservar el valor significa cuidar lo que has construido. Para lograrlo necesitas:
- Identificar los riesgos más relevantes.
- Implementar controles internos eficientes.
- Formar una cultura organizacional enfocada en la prevención.
No se trata de poner candados a todo, sino de tomar decisiones informadas para proteger lo que con tanto trabajo se ha logrado.